El síndrome de ovario poliquístico (SOP) constituye el desorden endocrino más común en las mujeres en edad reproductiva, pues afecta al 5-7% de las mujeres a nivel mundial y es más frecuente identificar mujeres en la etapa de la adolescencia con este desorden. Aunque la fisiopatología del síndrome de ovario poliquístico es desconocida, se asume que intervienen factores genéticos y ambientales, provocando una alteración en la liberación de hormona liberadora de gonadotropinas y una desregulación de la producción de hormonas esteroideas. La característica fundamental de este cuadro es la presencia de hiperandrogenismo (incremento de los niveles de andrógenos) y anovulación crónica (ausencia de ovulación); pero el diagnóstico y el tratamiento en la adolescencia permite disminuir el riesgo de alteraciones en el largo plazo como son la disfunción psicosocial, resistencia a la insulina, obesidad, enfermedad cardiovascular e incremento de riesgo de cáncer.
No existe consenso sobre los criterios diagnósticos del SOP en adolescentes, pero se utilizan los criterios usados en mujeres adultas; sin embargo esta apreciación puede conducir a diagnósticos erróneos. En las adolescentes el SOP es la principal causa de alteraciones de la menstruación (oligo o amenorrea) e hiperandrogenismo; asimismo en estos casos puede estar presente la morfología de ovario poliquístico, identificado a través de la ecografía. Pero antes de hacer el diagnóstico en este grupo etáreo se debe tener en cuenta que muchas adolescentes sanas presentan irregularidades menstruales y ciclos anovulatorios en los primeros años post menarquia (primera menstruación), pueden presentar acné y se puede observar la morfología ovárica del tipo multifolicular a través de la ecografía. Además de considerar esta condición se debe hacer un diagnostico diferencial con otros desórdenes endocrinos, como la hiperplasia suprarrenal congénita, tumores secretantes de andrógenos, disfunción tiroidea e hiperprolactinemia.
La mejor forma de documentar el hiperandrogenismo es a través de la medición de la testosterona libre, la cual deberá dosarse en la fase folicular temprana ( del 3er al 6to día del ciclo menstrual). En las adolescentes sin actividad sexual se indica la ecografía pélvica transabdominal para valorar los ovarios, pero este abordaje ecográfico no ha demostrado tener mayor ventaja que la ecografía transvaginal, debido a que muchas adolescentes que padecen esta enfermedad presentan sobrepeso y obesidad, pudiendo el exceso de tejido graso, dificultar la claridad de la imagen.
En la actualidad es frecuente encontrar adolescentes con sobrepeso y obesidad; esta condición incrementa el riesgo de resistencia a la insulina que está presente en adolescentes con SOP, pero también la resistencia a la insulina puede presentarse en adolescentes con peso normal. La resistencia a la insulina se manifiesta clínicamente con acantosis nigricans (hiperpigmentación de axilas, cuello e ingle) y se relaciona también con dislipidemia e higado graso. La mejor forma de identificarlo es a través de la prueba de tolerancia oral a la glucosa a las 2 horas. El impacto psicológico en las adolescentes con SOP también esta descrito; pues se ha identificado que hay una mayor frecuencia de trastornos alimenticios, ansiedad y depresión. Este impacto debe ser adecuadamente manejado pues de ese modo se garantizaría la adherencia al tratamiento.
El tratamiento de adolescentes con SOP debe ser individualizado en relación a la sintomatología que presenta, haciendo un balance entre los riesgos y beneficios. Hay consenso en determinar que el objetivo del tratamiento es mejorar la calidad de vida de la paciente, propiciando la actividad física y la alimentación saludable, evitando a largo plazo la aparición de comorbilidades como la diabetes mellitus, obesidad y dislipidemia. Debe resaltarse que la pérdida de peso cuando es significativa puede mejorar el exceso de andrógenos y la irregularidad menstrual. La erradicación del vello no deseado se logra con la fotodepilación láser como primera alternativa. En cuanto al uso de medicamentos en adolescentes con SOP se incluye la metformina, como monoterapia o combinada con anticonceptivos orales como doble terapia. La dosificación debe ser individualizada; y en el caso de los anticonceptivos, no existe una formulación especifica que sea superior a otra, pero aún así se recomienda la combinación de etinilestradiol y progestágenos de 4ta generación (drosperinona o dienogest) que tienen adecuada acción antiandrogénica.
Debe recordarse que para evaluar la efectividad del tratamiento sobre el hirsutismo (acne moderado-severo) en el contexto del síndrome de ovario poliquístico se requieren más de 6 meses de tratamiento como mínimo. Es necesario en el futuro, el desarrollo de estudios de gran envergadura que ratifiquen los criterios diagnósticos para SOP de los adultos usados hoy en día en las pacientes adolescentes a fin de evitar un sobrediagnóstico en este grupo etáreo.
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