La infección por el virus del Papiloma Humano constituye actualmente la enfermedad de transmisión sexual más prevalente en el mundo. Esta infección presenta un pico en mujeres menores de 25 años coincidente con el inicio de la actividad sexual y posteriormente muestra una disminución significativa en edades medianas y mayores. Se asume que al menos el 50% de las mujeres sexualmente activas lo presentará en el transcurso de su vida. Actualmente existe más de 180 tipos de virus de Papiloma Humano (VPH) de los cuales 40 afectan la zona anogenital, los tipos son categorizados como oncogénicos o de alto riesgo (aquellos que inducen cambios celulares conllevando a cáncer ) como el tipo16, 18, 31, 33, 45, 52, 58 etc y los no oncogénicos o de bajo riesgo ( pueden manifiestarse en forma de verrugas ) como el tipo 6 y 11.
La mayoría de infecciones genitales por el VPH son transitorias y asintomáticas. Aproximadamente el 70% de las mujeres con infecciones por el VPH se tornan negativas por el ADN del virus al año y cerca del 91% de las mujeres se tornan negativas por el ADN del VPH a los dos años de contraer la infección. Si bien es cierto que los mecanismos inmunitarios son responsables de la no detección de este virus; pero también es probable que este virus permanezca en estado de latencia y pueda reactivarse después de muchos años. Unicamente el 10% de las mujeres con el VPH padecerán de infección persistente. La inmunodepresión en cualquiera de sus formas contribuye a la infección persistente del VPH aunado a la presencia de tabaquismo, uso prolongado de anticonceptivos, desnutrición y coexistencia con infecciones genitales como la clamydia.
Las verrugas genitales son lesiones dérmicas producidas en el 90% de los casos por los tipos de virus del Papiloma Humano de bajo riesgo 6 y 11 y se le denomina condiloma el cual puede ser acuminado o plano. El condiloma acuminado aparece como una lesión verrugosa exofitica de lento crecimiento el cual puede afectar la vulva, vagina, cérvix, ano, pene y en menor frecuencia boca y laringe de personas que practican sexo oral con personas infectadas. El periodo de incubación desde la infección hasta la aparición de síntomas puede oscilar desde 2 semanas a 8 meses. El diagnostico es por inspección visual, aunque el diagnostico también se puede confirmar a través de una biopsia; aunque las verrugas genitales no se asocian a mortalidad pero si producen sintomatología local como dolor, ardor, quemazón, sangrado y a nivel psicosocial produce ansiedad, disminución del autoestima, aislamiento; afectando el comportamiento de la paciente. El diagnostico diferencial de las verrugas genitales incluye a otras condiciones como el condiloma lata, molusco contagioso, liquen nitidus, keratosis seborreica, carcinoma verrucoso, micropapilomatosis labial.
De no recibir el tratamiento, las verrugas genitales pueden desaparecer por sí solas, no sufrir cambios o aumentar en tamaño y cantidad. El tratamiento abarca desde medidas aplicadas por el mismo paciente como es el uso de medicamentos citolíticos como Podofilox al 0.5% o Iniquimod al 5% o aquellas usadas por el personal de salud que incluye el uso de Podofilina, crioterapia, acido tricloracético al 80%, eliminación quirúrgica por escisión por tijera, curetaje o electrocirugía. No existe evidencia en la actualidad que señale que tratamiento es superior, pues en la mayoría de los casos el tratamiento puede eliminar las verrugas pero se debe considerar que las recurrencias son frecuentes. La elección del tratamiento está en relación a las preferencias del pacientes, los recursos terapéuticos disponibles en el establecimiento de salud, el número de lesiones, la localización y los efectos adversos que puedan presentarse. Considerar que la remoción quirúrgica con electrocirugía o criocirugía puede brindar una solución más rápida que la aplicación permanente de medicamentos citolíticos que puede prolongarse hasta por 16 semanas. Si la terapia inicial es inefectiva o si la paciente presenta efectos colaterales significativos, la modalidad de tratamiento debe ser modificada.
Un grupo especial a considerar son las pacientes gestantes pues el embarazo favorece la aparición de condilomas en la región anogenital; estas lesiones se extienden fácilmente por el estado estrógenico y cambios en la inmunidad. La frecuencia de aparición de las verrugas genitales en las gestantes oscila desde 1,3% hasta el 20% en algunos reportes. Las localizaciones más frecuentes descritas incluyen la zona vulvoperineal (80%) le siguen la vagina y el cérvix. El riesgo de transmisión vertical al feto es muy bajo, el riesgo de papilomatosis laríngea en el recién nacido es de 7 por cada 1000 nacidos vivos de madre con condilomas. Los mecanismos de transmisión puede ser intrautero o a través del canal del parto; esta baja transmisión determina que muchos expertos consideren que solo hay indicación de cesárea en casos que las lesiones verrucosas obstruyan el canal del parto o condicionen un posible sangrado de estas lesiones durante el parto. El tratamiento durante el embarazo, esta condicionado por la extensión de la condilomatosis y la posibilidad de que las distintas opciones terapéuticas puedan producir complicaciones en la gestación. Solo debería tratarse los condilomas de localización vulvar y algunos vaginales.
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